Ya hace algo más de un mes que inauguré este blog y quizás vaya siendo hora de que explique el porqué de su nombre. Probablemente no se os haya ocurrido buscar la palabra "bibliotetera" en el Diccionario de la Real Academia. Habéis hecho bien. Conozco formas mucho más entretenidas de perder el tiempo ... pero de eso os hablaré en otra ocasión.
Unir los libros y el té no es nada novedoso. Muchos escritores lo han citado en sus novelas, poemas y cuentos. Como ejemplo, e hilando con el párrafo anterior, me viene a la memoria el libro En busca del tiempo perdido, en el que Marcel Proust utilizó una magdalena mojada en el té para revivir episodios de su infancia.
... así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y
las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas
chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y
jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té".
Siento deciros que, por mucho que hemos buscado y rebuscado, no hemos encontrado ninguna taza tan grande como la de este señor para servir nuestros tés... ¡Si es que le cabe de todo! ;)
Mi pasión por la lectura viene de mucho más lejos que mi afición al té. Si yo, al abrir un libro, hiciera un ejercicio de evocación similar al del Sr. Proust, la primera imagen que asomaría de entre sus páginas sería la de una mañana de Reyes de hace años.
No sé exactamente qué edad podría tener esa niña que, todavía medio dormida, ve a su padre inclinado junto a su cama con unos preciosos cuentos en la mano.Tampoco recuerdo los títulos, ni siquiera qué se contaba en ellos. Pero eso no tiene importancia. ¡A saber dónde andarán! Lo verdaderamente importante es que esa niña recibió ese día un regalo mucho más valioso, un regalo que no se ha gastado ni se ha deteriorado con el tiempo: las ganas de leer. Y siempre sonrío cuando me acuerdo... gracias, papá :)
Ya podéis imaginar que desde entonces ha llovido mucho... y yo he aprovechado muchos días lluviosos para leer. Me pierden las librerías, me fascinan las bibliotecas y no me han echado de algún puesto de libros callejeros porque la calle es de todos ;))
En mi casa hay libros por todas partes. Me siento cómoda rodeada de libros. Ahora mismo los oigo cuchicheando a mi espalda. Shhhh... saben que hablo de ellos...
Así que teniendo en cuenta que voy llenando de libros todos los sitios por los que paso, no os puede extrañar que también les hiciera un hueco en la tetería. Libros en diversos idiomas (de momento castellano, inglés y portugués) vinieron a instalarse en varias estanterías que Jose construyó reciclando unas coloridas mesillas árabes. Había nacido la Bibliotetera, una pequeña bibloteca casera al servicio de nuestros clientes y amigos, un pequeño espacio en el que poder curiosear libremente y elegir el libro que ese día te apetece llevarte a casa. ¿Así, sin más? Pues sí, la única condición es dejar otro en su lugar. De esta forma siempre habrá libros que mirar y nunca serán los mismos :)
Aquí podéis ver algunos de ellos. Intuyen que están sólo de paso, pero eso les gusta. ¡Lógico! A ver que levante la mano... ¿a quién le gustaría vivir apartado en un rincón sin que nadie le preste atención?...
¿De veras? ¿A ti sí? Tú eres muy rarit@... ;))